1. Chocolate
Uyyy qué tiempos aquellos… Aquellos tiempos de mi niñez, en que me recuerdo en los juegos de antaño y que nada tienen que ver con los juegos de hoy en día en donde los niños vegetan postrados ante el monitor o el televisor. En mis días de niñez, se jugaba a las escondidas, la roña, canicas, tacón, rayuela, burro, trébol, etc. Pero, yo solo participaba en algunos y veía a los demás jugar por yo ser uno de los varios pequeños, creo que yo tendría algunos cuatro o cinco años y los demás de siete a diez años. Así los “pequeños” nos conformábamos con hacer pistas para los carritos y jugar con los luchadores, ah, y con mi estrella, un Kaliman que siempre ganaba por ser el único de la colonia y tener poderes. Mientras los “grandes” jugaban sus juegos yo los observaba y me decía a mi mismo –Un día voy a ser grande y jugaré de a “devis” como ellos- A veces los grandes se apiadaban de los “enanos” que éramos bastantes y nos metían en sus juegos, pero con una condición, “Ser de chocolate”, es decir, si jugabas futbol, los goles que metieras no contaban, o si jugábamos a las escondidas y salvabas a tus compañeros tampoco valía. Creo que me costó trabajo superar la agonía de “ser de chocolate” unos pocos años hasta que por fin un día pude jugar de a “devis”, pero, me enfrente a otra realidad, la realidad de jugar con las reglas y hacer mis mejores esfuerzos para sobresalir, ser mejor o ganar.
2. Mazapaneria.
Uyyy también recuerdo cuando entre a la fábrica de mazapanes, en esos días no llegue a ver ninguno que tuviera cubierta de chocolate, así como hoy en día, pero, ese primer día en la fabrica me pareció una hazaña, y a partir de ese día me dedique a saber los ingredientes secretos la receta.
La verdad, no es tan difícil, tan solo unas semillas de cacahuate, un poco de azúcar y moler, una receta ancestral y funcional que ha deleitado a generaciones de seres humanos y hasta algunos animales, pero el secreto del mazapán en cuanto al trabajo y saber hacerlo es lo que ha confundido a muchos y así se ha venido perdiendo el secreto de la fabricación de un buen mazapán, hoy en día, cual lavafierros “los mazapaneros” y sus mazapanes viven una sinergia viciosa y decrepita como de mago y golem. Los errores son variados y estos son algunos:
Uno: “Tipo de cacahuate” Esto es muy cierto, no cualquier cacahuate puede ser hecho mazapán, un cacahuate de sabor amargo, amargará el mazapán; un cacahuate débil, hará frágil el mazapan; Un cacahuate demasiado fuerte, hace rasposo al mazapán, debe existir el buen ojo basado en la experiencia para determinar que cacahuates harán al mejor mazapán. Ante el hecho aparente de que nos quedaremos sin mazapanes, los mazapaneros hacen lo posible para autorizar a cualquier cacahuate y con ellos estrenar unos dolores de cabeza que hoy en día permean los talleres de mazapanes.
Dos: “Cumplir como mazapán” la tolerancia exagerada en los mazapaneros crea imitaciones de mazapán que se dedican a menospreciar a los verdaderos mazapanes y con ello confundir los “aprendices” de mazapán para crearles un patrón de buenos y malos mazapanes, y de esta manera justificar la mediocridad mazapanica.
Tres: “La tolerancia mal encausada” Ello permite que unos vivales mazapanes hagan de las suyas y abusen de los demás y les resten atributos a los que con trabajo tratan de mantenerse en el cumplimiento de sus deberes y buscan ser un mejor mazapán.
3. Mazapanes con chocolate
Uyyy ahora entiendo, tan fácil, el término “chocolate” que se usaba para limitar las responsabilidades en los juegos de los niños me persigue, sigue vigente aun en la vida adulta. Y si los mazapanes tienen chocolate es para limitarlos de sus responsabilidades y así de manera autocomplaciente evitar que tomen el control para tratar de dar un buen sabor de boca.
Es triste ver cómo es que los talleres de mazapanes en México viven en una lucha constante se “excomulgan” los unos a los otros, se injurian y se dañan, y los mazapanes de casi todas las fabricas se creen los sofismas de su taller y no se permitan el enriquecimiento del criterio por medio de interacción, se creen de la marca “De la rosa”. Esos mazapanes han perdido su libertad, su igualdad y su fraternidad. Su libertad, por ser esclavos de sus propias ideas sin haber intentado poner en justicia sus saberes con otros igual que él. Su igualdad, por haber perdido la humildad de en si mismo y crear esclavos a su servicio; Su fraternidad, al abusar de los mas inexpertos e ignorantes y crear un ambiente de desconcierto en los talleres donde lo social animal es cubierto con capas falsas de camaradería. A esos mazapanes les anticipo, ninguna forma de hacer mazapanes es irregular, ninguna forma compite con otra, porque todas son métodos de trabajo iniciático, y todas acercan al mazapán genuinamente iniciado al ideal de ser un buen mazapán en espíritu y ofrecer un buen sabor de boca a quien le conoce.
Un mazapan de la rosa, debería entender que su misión es hacer grande a la Orden y no fragmentarla con un celo enano y miope que sustituye el paradigma de unidad por el del separatismo fanático, igual o peor que el que históricamente han mostrado muchas religiones a lo largo de la historia. Sin embargo, los mazapanes con chocolate de las fábricas de hoy, se conceden gratuitamente la libertad de empequeñecer con su soberbia, abusos y el incumplimiento de sus promesas a esta institución, fabrica milenaria de mazapanes.
miércoles, 29 de octubre de 2008
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