Los ojos rojos…los labios resecos… su andar… Todo era un indicativo de una resaca resultado de una cruda de alcohol, se acicalaba la barba con sus dedos de largas uñas, acomodaba los cartones que le habían servido de abrigo, sus amigos un perro de pelo negro y brilloso y unos gatos le exigían el desayuno, pero el solo sonreía, les decía que esperaran, que ya mero, que aguantaran… Así, entre la maleza de la plaza central de Ixtapaluca, saliendo de un mimetismo de entre el frío y la mugre salieron todos ellos… Su sonrisa orgullosa de dientes amarillos me solicitó para un taco, le ofrecí que pidiera lo que quisiera, -Somos muchos – me dijo. Su espesa barba se matizaba con el rojo de una quesadilla de chicharrón y todos los comensales se asombraban y unos se asqueaban por compartir la banqueta sucia hasta uno de un Derby pidió la cuenta… El hombre andrajoso pidió una coca la cual revolvió con una pachita de Don Pedro… y la disfruto sonriendo… en calma, observando a las personas. – Por veinte pesos te puedo contestar cualquier pregunta – Me dijo. – O contar una historia… o darte un consejo –
- A chinga, ora hasta con eso… - pensé.
El modulo de pagos seguía cerrado, así que me senté en una banca, el se acerco, se sentó, y me dijo:
- Me llamo Raúl, soy el príncipe de las cucarachas.
Tan rápido como pude trate de descifrar el mensaje. Podría levantarme y pensar “pinche loco”, o Hacerme el pendejo, o tan solo sonreír, pero, le seguí la corriente.
- Soy Roberto, soy mago y vengo de tierras lejanas.
- Los magos pagan muy bien por respuestas, historias o consejos.-
Parecía que sabía muy bien su choro, un choro raro, pero le seguí en el juego.
- ¿Que podria saber un principe que no sepa un mago? Le pregunte.
- Mmm a gorrear el desayuno por ejemplo.
viernes, 31 de octubre de 2008
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