Hace ya muchos años cuando era estudiante y los amigos los había por montones, al sin querer hicimos un grupito de amigos un poco más selecto, de entre ellos había uno al que apodábamos “el crio”, su nombre es o era Ricardo, y el apodo porque era el mas pequeño de todos, era de baja estatura y tez apiñonada, su madre “Doña angustias” una mujer conservadora de unos 50 años a veces lo dejaba en la puerta del CONALEP, le peinaba las cejas con saliva y nos lo encargaba y nos pedía que lo defendiéramos de los malandrines que le quitaban su torta o lo taloneaban, tal vez por ello el crio era el que disparaba casi siempre. Una vez el Crio nos invito a su casa a comer, y porque su mamá nos quería dar las gracias por cuidar a su único retoño, ese día fue el primer día que probé “la Lasagña” (una comida italiana, chinga). Desde ese día y por ser del rumbo empezamos a frecuentarnos y a prácticamente dejarlo en su casa, una casa que se convertía en el mismísimo infierno si el crio llegaba tarde a la casa, haste les juro que una vez vi a la señora llorar por habernos tardado en la maquinitas.
Y el crio creció y tal vez por imitación o por legal instinto tuvo su primera novia, una chica preciosa de nombre Claudia, coqueta, simpática y hasta iba por las pelotas cuando jugábamos frontón.
Una tarde, que fui a buscar al crio a su casa, no recuerdo para que, me detuvo su mama, estaba muy nerviosa y las palabras se confundían con sollozos, la verdad me dio miedo y me empezó a contar.
–“Roberto, mira, vas a decir que estoy loca, pero esto que te voy a contar si existe, es brujería y se la están haciendo a mi hijo…”
- Ah chinga- pensé en mis adentros. Y me empezó a contar de las veces que había encontrado tierra del panteón en la banqueta del sahuan, sal en el negocio de su sexagenario marido, y lo mas extraño: Un cambio de conducta de su hijo. Todo ello producto de una fulana que quería andar con su hijo.
-“Creo que se llama Claudia, ¿la conoces?- Le tuve que mentir porque me hubiera llevado a un interrogatorio insano.
- Ahora está con Ricardo en el estudio haciendo tarea, pero esa chamaca sabe de brujería, Roberto. Aguas, avísale a todos sus amigos y tengan cuidado-
Esa fue la primera vez que tuve terror, por la noche hasta me persigne y recé todo lo que me sabia, ahora encajaban muchas cosas, todos andábamos medio raros y todo porque Claudia alguna vez nos regaló o paletas o chocolates o alguna golosina con brujería… Al siguiente día, le conté a los amigos, y ese día cortamos las relaciones con la que en el futuro seria conocida como “la hechicera”.
Ahora entendíamos porque sus falditas negras, o sus uñas largas, o el cabello largo y medio peinado, o sus temas de conversación relacionados al espiritismo.
Días mas tarde, la mama del crio entro en una crisis nerviosa y estuvo hospitalizada, cuando regreso del hospital fuimos a verla a su casa. Estaba muy demacrada y no quería enfadar a su marido, solo unos cuantos sabíamos la verdad. Postrada en la cama me tomo de la mano y me dijo:
-Rober-to… los bom-bo-nes que te llevas-te ayer… los tra-jo Clau-día…- Con razón sabían a canela- Algo les puso esa cabrona, con razón no pude dormir, con razón no me concentro… Me moleste, pero ya me los había comido, solo podía ir a la iglesia y ponerme agua bendita en la pansa y rezar… cuando iba de salida de su casa del crio, me encontré a la hechicera, sus ojos brillaban como los de un gato… estaban llorosos y me conto que se había peleado con Ricardo... Yo solo le pregunte si quería ser mi novia...
Desde entonces creo en la brujería.
viernes, 31 de octubre de 2008
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